Familia es la palabra que nos gusta usar para describir cómo trabajamos en La Casa. Nuestras tres casas, cada una dirigido por una pareja de padres de hogar, son el núcleo de la forma en que cuidamos a los niños que servimos. Los niños viven en unidades familiares, donde se proporciona la estabilidad y la atención que cada niño necesita para crecer y sanar. Para apoyar a cada casa, contamos con personal que ayuda a garantizar que los padres y los niños estén capacitados y sanos para cumplir las funciones que desempeñan. En nuestro último blog, hablamos de las «Tías» que ayudan a dar a los niños una atención individualizada y a gestionar la cantidad enorme de responsabilidades que tienen los padres de hogar y que les permiten tener algo de tiempo libre. Esta semana, queremos destacar el papel de nuestros consejeros.
Cuando necesitamos entrevistar para esta plaza, buscamos a alguien que tenga la capacidad de llevar muchos «sombreros». Nuestros consejeros están involucrados en muchos aspectos del ministerio. Pueden estar facilitando una sesión de terapia individual, sentándose en las reuniones de la casa, hablando con los padres de la casa, planificando y presentando entrenamientos, creando actividades divertidas donde todo nuestro personal puede liberar un poco de estrés, o en el pick up dirigiéndose a una visita familiar.
En primer lugar, tienen la responsabilidad de apoyar y formar continuamente a nuestros padres de hogar para que puedan cumplir con el papel de consejero las 24 horas del día. De hecho, nuestros padres son los que sirven en primera línea día tras día. Ellos son los que se enfrentan a la conducta inicial a la que hay que responder. Si conocen las mejores formas de responder, hemos logrado avances increíbles para poder ayudar a cada niño a crecer y sanar. Hemos optado por formar no sólo a nuestros cuidadores, sino a todo el personal. Todos estamos en posiciones donde tenemos interacción con los niños y necesitamos entender el trauma y cómo responder cuando los niños están reaccionando basados en sus trasfondos. Nuestros consejeros planifican la formación anual y presentan una variedad de temas a nuestro personal cada dos jueves.
Nuestros consejeros también facilitan reuniones semanales con el personal de cada casa. Estas reuniones se centran en la salud del hogar y en abordar los problemas que surgen. Es un momento para animarse mutuamente y trabajar en equipo. También es un momento en el que nuestros consejeros pueden obtener una lectura de la salud emocional de cada cuidador de niños. Todos trabajan juntos por el bien de los niños.
Nuestros consejeros se reúnen por lo menos una vez al mes con cada niño para un tiempo de terapia individual, más a menudo si se considera necesario. Cuando los niños vienen a nosotros de pasados difíciles, han aprendido tres habilidades en la vida para manejar el trauma: No sentir, No confiar y No hablar. Es necesario revertir estas tres habilidades. Nuestros consejeros crean e implementan un plan terapéutico individual que ayuda a abordar estas y otras cuestiones que conducen a inacciones más saludables y avanzan hacia la sanidad.
Nuestros consejeros acompañan a nuestros trabajadores sociales en las visitas a las casas de los miembros de la familia biológica para trabajar intencionalmente con la familia para lograr la reconexión, la restauración y la reunificación si es posible. Estas visitas pueden llevarles al centro de la ciudad, a un pueblo cercano, al otro lado del país, a través de ríos o por largos caminos de tierra llenos de baches.
Nuestros consejeros preparan informes para el gobierno, mantienen archivos de todos los niños y forman parte de cada visita de supervisión realizada por el gobierno.
Están aquí para nuestros niños, nuestro personal y las familias. Escuchan, apoyan y forman. Y gracias a ellos estamos más sanos. ¡Ayúdanos a dar una palabra de ánimo a nuestros consejeros!