GRACIAS GABY!
Siempre estamos agradecidos por nuestros amigos, y al mirar el gran pizarrón en las oficinas que registra los equipos misioneros que nos visitaron este año, vimos un calendario lleno. También sabíamos que necesitaríamos refuerzos para servir junto a estos equipos y, al mismo tiempo, “mantener la casa en orden”, por así decirlo, con todo lo que implica La Casa. Entonces nos miramos y nos preguntamos: “¿Quién puede ayudar?”. Nuestra directora de comunicaciones habló en voz baja y dijo que su hija, quien estaba tomando un año sabático entre graduarse del colegio y comenzar la universidad en el extranjero, estaría disponible si queríamos su ayuda. “¡Perfecto!”, fue la respuesta de todos.
Gaby estaba entusiasmada con el reto que tenía por delante. Se involucró de inmediato y buscó opciones para los días libres de cada equipo, aprendió rápidamente la rutina y asumió muchas de las responsabilidades diarias, asegurándose de que los equipos llegaran a donde necesitaban estar y conocieran su asignación de trabajo. Mantuvo a los líderes informados de cualquier cambio y se aseguró de que disfrutaran de una deliciosa comida cada noche. Fue amigable, eficiente, asumió liderazgo e hizo que nuestra temporada de equipos de verano fuera una experiencia en la que todos ganamos. No solo hicimos nuevos amigos, sino que Gaby creció en sus habilidades de liderazgo y nuestros equipos fueron desafiados a crecer en su fe. ¡No hubiéramos podido hacerlo sin ella!
Gaby también se dio cuenta del impacto que un viaje como este puede tener en los participantes. Fue intencional en el tiempo que compartió con los equipos y formó muchas amistades en el camino que, estoy segura, perdurarán mucho más allá de esta temporada de equipos.
Ahora Gaby está en Hungría preparándose para comenzar su primer año de estudios en medicina. Le deseamos lo mejor y esperamos ver cómo Dios continúa usando su vida al servicio de los demás. ¡Gracias, Gaby, por tu tiempo con La Casa!