Vidas cambiadas para siempre

El Día de la Madre se celebra el 9 de mayo en Estados Unidos. En El Salvador, el Día de la Madre se celebra siempre el 10 de mayo, independientemente del día el día de la semana que sea esa fecha. Tenemos muchas madres que son parte de nuestro ministerio, y estamos agradecidos por cada una que ha elegido ser parte de «restaurar vidas». Tenemos mucho que celebrar. Ellas proporcionan una profunda compasión y compromiso para el trabajo. Sin embargo, hay tres mujeres que sirven como madres de hogar en nuestras tres casas. Son un modelo de ambiente familiar, junto con su esposo y sus hijos biológicos. Extienden sus brazos de par en par y sus corazones son grandes.

Cuando eliges abrir tu corazón a lo quebrantado de este mundo, cambias.

Este año nos hemos sentado en varias entrevistas en busca de padres de hogar. Nunca falla que una de nuestras madres de hogar acabe llevando la conversación a una tan parecida como ésta: «Entiendo tu entusiasmo por ‘rescatar corazones’; sin embargo, hay algo que debes saber por adelantado. Este ministerio te cambia a ti más de lo que puedes cambiar a otra persona». Y luego se hace una pregunta: «¿Estás preparado para trabajar en todas tus cosas?». Siempre hay una pausa, un tiempo de reflexión.

Recientemente, Jason Johnson compartió en su blog algunas de sus reflexiones sobre acogimiento y adopción. «Descubrimos que no puedes sostener en tus brazos a una inocencia maltratada y no perder el sentido de tu propia inocencia por ello. No puedes escuchar las historias de las profundas fracturas en las vidas de otras personas y no ver las grietas en las tuyas, y entender que en algún nivel todos somos iguales: humanos rotos que necesitan redención. Nunca podrás dejar de ver lo que has visto, ni dejar de saber lo que sabes, ni dejar de oír lo que has oído, ni dejar de sentir lo que has sentido. Estas cosas siempre formarán parte de ti. Se convierten en tu historia, en tu nueva normalidad. Todo cambia».

Estamos muy agradecidos por las mujeres que sirven como madres de hogar en nuestras casas por estar dispuestas a comenzar este viaje. Ellas son, y nosotras somos «cambiadas para siempre».

Y siempre está el otro lado. Las circunstancias y decisiones desafortunadas que llevaron a la ruptura que la mayoría de las veces está arraigada en ciclos por generaciones. Es abrir nuestros corazones para animarles a renovar sus relaciones. Es elegir creer en un mañana mejor para todos.

Por favor, únanse a nosotros para elevar en oración a las madres de La Casa de Mi Padre, a todas las mujeres a las que servimos y a todos los que sirven en el ministerio. ¡Feliz Día de la Madre!