La Casa de mi Padre ha estado trabajando de manera intencionada para llevar esperanza a los niños y familias más vulnerables en El Salvador desde 2002. ¿Por qué? Creemos que al alcanzar intencionalmente, caminar junto a aquellos en necesidad y trabajar juntos, los futuros pueden ser muy diferentes para las generaciones venideras. ¿Nuestra visión? «Sanar corazones, restaurar familias, llevar esperanza para un futuro mejor a niños y familias en crisis en El Salvador, creando agentes de cambio, todo para la gloria de Dios».
Cada enero, nos tomamos un tiempo como personal para realinearnos con nuestra visión. Es fácil que las demandas del día nos lleven en direcciones diferentes. Se pueden tomar decisiones en el momento que parecen correctas para esa crisis en particular, pero que lentamente nos desvían del rumbo. Nos realineamos, nos reiniciamos para el año que viene. Únase a nosotros un momento para reflexionar sobre nuestra visión y lo que cada parte significa.
Sanar Corazones: Cada niño merece un entorno nutritivo para prosperar. En La Casa, creemos que Jesús es el sanador, y nosotros somos sus instrumentos. Trabajamos para crear un entorno familiar seguro y amoroso junto con asesoramiento centrado en Cristo destinado a curar heridas pasadas, fomentar un sentido de autoestima y capacitar a los niños bajo nuestro cuidado para superar la adversidad en aras de un futuro más brillante.
Restaurar Familias: La familia es la base de una sociedad estable, y entendemos el impacto profundo de un entorno familiar nutritivo en el desarrollo de un niño. Los niños viven en entornos familiares donde ven la vida familiar modelada a diario. Sin embargo, nuestra visión va más allá de la curación individual. Estamos comprometidos a trabajar con las familias biológicas de los niños bajo nuestro cuidado para ayudar a restaurar sus relaciones fracturadas por crisis y ciclos generacionales de fracaso. Nuestro equipo aborda las causas fundamentales de la ruptura familiar. Nuestro objetivo final es reunir a los niños con sus familias biológicas siempre que sea posible.
Llevar Esperanza para un Futuro Mejor: La esperanza es una fuerza transformadora que puede cambiar vidas. En El Salvador, nuestra visión es ser agentes de cambio positivo. Soñamos con un futuro en el que cada niño bajo nuestro cuidado pueda aspirar, soñar y alcanzar su máximo potencial. A través de un entorno familiar saludable, nuestro programa educativo, formación vocacional y asesoramiento, trabajamos para romper el ciclo de abuso, abandono y negligencia, creando un camino hacia un futuro más prometedor. Al invertir en el potencial de cada niño y familia, creemos que podemos contribuir al cambio positivo en El Salvador y sus comunidades.
Crear Agentes de Cambio para las Generaciones Venideras: Nuestra visión se extiende más allá del impacto inmediato, y nuestro trabajo está profundamente arraigado en la fe. Apuntamos a crear agentes de cambio para las generaciones venideras. Nuestro deseo es que cada corazón sanado se extienda hacia otros y se invierta en las vidas de quienes, a su vez, hagan lo mismo por alguien más. Cuando se pueden romper los ciclos de supervivencia y se ve la esperanza en el horizonte, las vidas cambian.
Hemos visto que los patrones generacionales pueden romperse en las vidas de los niños a quienes servimos. Sabemos que juntos podemos ser instrumentos de sanación, restauración y esperanza para un futuro más brillante, donde cada niño bajo nuestro cuidado tenga la oportunidad de prosperar. Gracias por acompañarnos en este viaje. Juntos, estamos seguros de que Dios tiene grandes cosas preparadas para nosotros en 2024.